Mi amiga Pilar Escribano, buena aficionada al campo y a la caza, me pone en un brete al pedirme que le aporte algo sobre mejora de cotos de caza mayor para este ilusionante proyecto suyo que es Cupolibre. Y es que mucho se ha escrito sobre el tema, y mucho se seguirá escribiendo. Y lo que es peor, mucho, escrito o no, se ha llevado a la práctica en nuestros cotos.
Y es el tema peliagudo, pues hay cotos y cotos, titulares y titulares, propietarios y propietarios. Así cada caso será un mundo aparte. Pero, como no es cuestión de quedarnos en la linde del monte, vamos a centrarnos.
Metiéndonos en harina, mi principal recomendación y siempre que el coto, el titular y/o sus propietarios se lo puedan permitir, es que se pongan en manos de un buen profesional. ¡Que los hay! ¿Es fundamental? Pues mire usted, no. Se pueden hacer las cosas bien, con criterio y sentido común sin tener que recurrir a un profesional. Pero sí es verdad que un buen profesional, con formación técnica apropiada y experiencia, podrá, por ejemplo, realizar censos de las poblaciones cinegéticas con unos parámetros estadísticos más fiables, realizará un mejor análisis de la capacidad de carga del coto, sabrá analizar mejor parámetros poblacionales (fertilidad, mortalidad, etc…), podrá establecer un mejor programa de suplementación alimenticia, identificará problemas congénitos, identificará mejor qué le falta a los trofeos o qué le sobra, establecerá mejor un plan de caza, detectará mejor posibles enfermedades o carencias, podrá establecer, diseñar, dirigir e incluso ejecutar un mejor plan de mejoras en la vegetación (podas, desbroces, siembras, etc..). Esta lista sería interminable, así que no me extiendo más.
Y mejor es mejor. Más efectivo y más económico y finalmente cumplirá con creces con los objetivos marcados. Si pueden cuenten con un profesional.
Les pongo un ejemplo de un caso real. Coto en que el ingeniero de montes gestor recomienda a la propiedad, tras consulta a veterinario especializado, un tratamiento para desparasitar una población de venados con una dosis X, esa propiedad tiene su “opinión” (no criterio técnico) y dice que nones, que les va a echar el mismo producto pero a dosis X menos Y, que así es un poco más barato. Consecuencia, crean resistencia al producto, la mortalidad de los chotos y reses adultas sigue en los mismos valores iniciales. Por lo que ha sido dinero tirado y creado un grave problema en la población de cervuno. Como esta, para empezar y no parar.
A grandes males, grandes remedios ¿no?
El contratar a un buen técnico o gestor no les va a quitar a ustedes el disfrute de sus cotos, al contrario, les hará disfrutar más, les solucionará problemas, les dará luz cuando estén a oscuras y les ayudará a lograr los objetivos que tienen para su coto. Además es más económico que no tenerlo. Las cuentas saldrán, créanme.
Pero como me temo que no he convencido a los dueños y titulares de cotos, y a los que no lo son, les gustará saber algo de cómo se mejora un acotado de caza mayor, para ello daré unas pinceladas.
UN BUEN APROVECHAMIENTO ES LA MEJOR MEJORA
El poder aprovechar correctamente las poblaciones cinegéticas es la base de una buena gestión.
Determinar cuántas reses y/o jabalíes le caben a nuestro coto, y establecer un correcto plan de caza para llegar a él es fundamental. Así se cazará lo que hay que cazar, ni más ni menos. Y sí, ya sé que en una finca abierta esto es difícil. Es más difícil que en una cercada, cierto, pero no imposible. Dejar descansar una mancha, cargarla con más o menos puestos, más o menos rehalas, establecer cupos (en fincas abiertas también),etc… es la más eficaz medida de gestión.
El objetivo a medio-largo plazo es cazar lo máximo y con la mejor calidad posible, no esquilmar. Se trata de llevarnos el rédito no el capital. No sirve lo de “el que venga detrás que arree”. Pero para esto, créanme, hay que saber mucho mucho. Y tener muchos arrestos.
En una próxima entrada, veremos cómo se determina la capacidad de carga en base a la oferta alimenticia del coto, algunos parámetros poblacionales que nos ayuden a establecer los cupos de caza, qué infraestructuras son necesarias y cómo se deben mantener y mejorar, qué actuaciones son las más adecuadas sobre la vegetación y cuáles son totalmente desaconsejables, algunos apuntes sobre caza selectiva y mejora de trofeos, con qué alimentos suplementar, cuándo cómo y por qué y muchas más cosas.
En todo caso, todo lo que yo pueda decir aquí no es una regla mágica, y por supuesto no es mi intención dogmatizar. Es poco más que una opinión, con el criterio que mi formación académica, la experiencia profesional y la simple observación como simple aficionado al campo y a la caza he forjado a lo largo de los años. Dicho lo cual, sean benevolentes conmigo por favor.
Muchas gracias, y hasta la próxima entrada.
José María Guerrero Jiménez-Castellanos
Ingeniero de Montes